Por Jorge Guzmán Zepeda, diputado de la República.
Estimado Presidente Sebastián Piñera Echenique:
La evaluación de los líderes y su legado en la historia suele forjarse con el paso del tiempo, alejándose del frenesí de la contingencia para apreciar la gestión y los valores promovidos desde una perspectiva más distante y, si es que acaso se puede, algo más imparcial. Esto es justamente lo que estaba ocurriendo en su caso, Presidente, pues cada día que transcurría incrementaba el reconocimiento y la valoración hacia su labor, algo que, lamentablemente, fue muchas veces injustamente evaluado. Un trágico accidente ha sumido a Chile en la tristeza, al tiempo que ha acelerado este proceso, elevando su figura a lo más alto de nuestra historia.
Estimado Presidente, quiero compartir con usted que, en estos días de duelo que envuelven a Chile, son innumerables los gestos de cariño y gratitud hacia usted y su familia. Es conmovedor acompañarlo en el Ex Congreso Nacional y presenciar como miles de personas, a pesar del calor abrasador, hacen esfuerzos extraordinarios por expresar su auténtico cariño y reconocimiento hacia su persona.
Presidente, los chilenos gritan espontáneamente su nombre, el cual perdurará eternamente en la memoria de Chile. Le agradecen por sus obras, su legado, por ser un político responsable, un líder coherente, que amó profundamente la libertad. Por ser un demócrata comprometido y gobernante que enfrentó con hidalguía, fuerza y convicción los desafíos más difíciles de nuestra historia reciente. Los medios de comunicación ceden sus micrófonos a diversas personalidades, ya sean destacados políticos, empresarios, académicos, deportistas o humildes compatriotas, y todos coinciden en expresar gratitud hacia su figura. Uno de esos chilenos capturó profundamente mi atención; un hombre sencillo, visiblemente emocionado, declaró por la radio con orgullo que había tenido la oportunidad de estrecharle la mano al Presidente. Ese gesto marcó no solo la vida de ese hombre, sino también la de muchos otros compatriotas.
Gracias Presidente, por su incansable trabajo, por su compromiso y por ser un ejemplo a seguir. Agradezco también a su familia que, aunque visiblemente afectada por su partida, lo acompaña en este momento y en paz acepta que la figura del Presidente Sebastián Piñera es patrimonio de Chile, compartiendo así su exclusivo cariño familiar con todo un país que llora y, al mismo tiempo, conmemora su trascendencia histórica.
Presidente, al igual que ese humilde chileno, tuve el honor de estrechar su mano y de servir en sus gobiernos. Hoy, en su memoria, reafirmo mi compromiso de dedicar mi esfuerzo y trabajo al servicio de mi región y mi país. Me comprometo a contribuir a una política de diálogo, acuerdos y menos hostilidad, tal como usted lo hizo, y como nuestros compatriotas lo demandan.
Hoy, con gran pesar, todo un país lo despide, pero también lo posiciona en lo más alto de nuestros líderes y nos inspiramos para seguir su ejemplo de servicio a la patria con lo mejor de nuestras virtudes. Como usted mismo expresó en su último discurso: «… con un profundo amor y compromiso con Chile, porque se entregan los cargos, pero nunca se abandonan los principios y los propósitos…».
Gracias, Presidente. Descanse en paz.